27 de Mayo de 1887
Sobre Fidel Roig Matóns, el pintor de Los Andes
Hubo un hombre que fue capaz de
darlo todo por su pueblo, un hombre que no entendía la vida sin honor, sin
justicia, sin dignidad. Uno de los personajes más fascinantes de la historia
universal que quizá solo Napoleón Bonaparte y más atrás Alejandro, El Magno,
tal vez pudieron superar sus hazañas militares. Un hombre que le dio razón y
sentido a nuestra argentinidad y que jamás escatimo sacrificio alguno para
ofrendarles a los oprimidos, de América la tan preciada libertad, hablamos
claro esta del Gral. José de San Martín (1778-1850).
Pero fue Fidel Roig Matóns el
pintor español, nacido en Gerona, Cataluña, que tras llegar a la argentina y
radicarse en Mendoza hacia 1908 quien lograra pintar algunas de las escenas más
esplendorosas que puedan existir del Gral. San Martín y del cruce del Ejercito
Libertador a través de la cordillera de Los Andes. Matóns fue un detallista
absoluto, pues para cada una de sus obras, esgrimía un plan que llevaba a cabo
meticulosamente, documentando por ejemplo, la confección de los uniformes
militares, la vestimenta que usaban los paisanos, es decir el color, la
textura, etc. Los sombreros, las sillas de montar, los arneses, los valijones
de cuero que los animales de carga (mulas) transportaban entre el frío mortal y
las tormentas de nieve.
Para pintar al Gral. San Martín
investigo incansablemente todos los escritos de la época. El mismo artista lo
explicara en su cuaderno de anotaciones y viajes - he tomado de base los dos
daguerrotipos hechos en Paris en el año1848, por ser la única verdad fisonómica
que de él existe. Me he sometido al estudio de los rostros de su hermano Justo,
y de su hermana Maria Elena a través de sus retratos existentes en el Museo
Histórico Nacional de cuyo análisis he aprovechado su notable similitud
congénita. Luego he estudiado cuidadosamente cuanto han dicho y descrito de su
efigie los historiadores y demás personas de su época que lo trataron personalmente
- en otro fragmente dirá- ateniéndome a la modestia y sencillez característica
de nuestro prócer máximo. Lo presento en chaqueta, exento de antorchados. Así
creo haber conseguido estampar el retrato del Gral. Su fisonomía, carácter y
edad en la época que cruzara el gran macizo cordillerano para la libertad de
los pueblos de Chile y Perú y consolidar la independencia argentina. Esta
concepción de mi San Martín es la que Dios mediante, regirá en mis futuros
trabajos que sobre su vida sueño realizar. Así lo hizo el artista español desde
finales de 1920 hasta 1952. No solo retrato al prócer en su más elevada gloria
y sencillez, sino también las tres principales rutas del ejército libertador,
El Paso de Uspallata, El Paso del Portillo y El Paso de Los Patos. No solo fue
un pintor de estudio sino también a cielo abierto pues salía con su viejo
caballete y su maletín con pinturas a recorrer los difíciles caminos de la
cordillera buscando la mejor perspectiva para sus obras. Plasmo cada piedra, y
la eternidad de las montañas con soles gravitando en la blancura, sus
pinceladas reflejaron cada resquicio de color de los atardeceres y el paisaje
inenarrable de la gesta más grande del hombre allá por 1800, las tropas
marchado hacia la victoria desde el Fuerte de San Carlos y El Plumerillo.
Creemos que ningún argentino
puede dejar de sentirse emocionado ante las obras de Roig Matóns, es como si de
golpe se escuchara la furia del viento golpeando de arrebatos, la figura
empeñecida del héroe que nada ni nadie puede detener; lo que acelera el corazón
es esa lucha que se sabe verdadera y que a su vez representa todo nuestro
pasado y nuestro futuro como país, como continente.
Fidel Roig Matóns dejo de pintar
tras sufrir una perdida gradual de la visión, quedando ciego debido a su
exposición a los rayos ultravioletas, mientras trabajaba en las cumbres
nevadas, sin embargo sus años dedicados al arte no fueron en vano, quizá jamás
imagino que alcanzaría la autentica celebridad con su trabajo, que llegaría a
tocar el corazón de miles de personas con su legado iconográfico, que jamás se
equivoco en su búsqueda artística, donde la veracidad estética y la belleza
pura se conjugan para dar razón a cada escena donde al pintarlas dejaba también
su vida.
En épocas del facilismo, donde se
siguen inventando superhéroes de cartón, donde ni hasta los próceres se salvan
de la crítica atropellada y vil. Donde muchos ya han perdido las nociones del
significado de pertenencia, de patria, de país, o es que tal vez no la tuvieron
nunca, tiempos en los cuales al parecer se nos olvida de donde venimos, con la
memoria conveniente y pertinaz solo para algunas cosas. Nosotros nos oponemos a
pensar en que haya nacido en América otro hombre mas importante que El
Libertador, quizá y solo volviendo unas paginas atrás volveremos a evocar su
nombre, cuando definitivamente hayamos encontrado nuestro lugar como
argentinos, y estemos mas que orgullosos de pertenecer a este suelo, fíjense
Fidel Roig Matóns, el pintor de los Andes, lo creyó posible cuando fascinado se
quedo hasta el final de sus días dando testimonio con su arte de lo que fue
capaz un hombre, tan gigante como su pueblo porque supo amar con el alma a su
tierra
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