Un cañón escondido en Los Andes
Dicen que cuando San Martín cruzó la cordillera se cayó un cañón y no lo pudieron recuperar. Están organizando una expedición para rescatarlo
Casi doscientos años atrás, transportar un cañón para usar en una batalla, no era fácil. Llegaba a pesar cerca de 700 kilos y se necesitaba al menos 4 hombres para mover semejante mole de hierro o bronce. La tarea se tornaba casi imposible si se pretendía transportar ese armamento a través de la cordillera de Los Andes. Esto fue lo que hizo el general San Martín, estratega por naturaleza que armó y proyectó un ejército a la victoria, después de planificar cada detalle para atravesar el macizo. Fueron 12 cañones los que llevó para participar en la batalla de Chacabuco, en 1817. Desde hace unos años, circula el rumor que uno de estos cañones quedó varado en la zona de El Espinacito, y que no lo pudieron rescatar. Ahora, desde la Asociación Sanmartiniana, están organizando una travesía para localizar este tesoro de la historia, rescatarlo y traerlo a la ciudad.
Si esta leyenda es cierta, será el único cañón de esa época, que se exponga en San Juan. El resto del armamento que usó San Martín en esta batalla, los tiene el Ejército en otros puntos del país. "Hace algunos años, un minero que recorrió la zona de El Espinacito, a casi 4.000 metros de altura, nos dijo que había visto los restos de un cañón bajando la pendiente, en una quebrada cerca del río. Desde entonces, la idea de buscar este valioso objeto empezó a rondar por nuestras mentes", dijo José Tanoni, tesorero de la Asociación Sanmartiniana. Es por eso que buscaron ayuda del Rim22 y serán ellos los que organicen una patrulla de rescate, cerca de fin de año, cuando el clima permita el tránsito por el corazón de la cordillera. Si el arma existe y logran traerlo a la ciudad, será expuesto al público y estará bajo la custodia de la Asociación Sanmartiniana.
Pero, ¿por qué los sanmartinianos sostienen la hipótesis de que este cañón perteneció al ejército del general?. La respuesta es la siguiente: por ese lugar no pasó otra columna con armas, ni antes ni después de San Martín. "La historia del cañón perdido en la cordillera data de muchos años. De todos modos hay que encarar la búsqueda de un tesoro de esta magnitud, aún cuando sólo se trate de un mito", dijo el historiador Edgardo Mendoza, autor del libro San Martín y el Cruce de Los Andes. En esta obra, que escribió con Claudio Monachesi, transcribe todo el armamento que llevó San Martín, entre otras cosas.
Que este cañón haya caído en la zona de El Espinacito, y no lo hayan podido rescatar en esa época, no es una hipótesis descabellada. Se trata de una de las zonas más riesgosas por las que tuvo que atravesar el ejército de San Martín. El sendero por el que se desciende y se llega hasta el Valle de Los Patos Sur, es muy angosto y empinado y es usual que las mulas o los hombres que lo recorren, terminen desbarrancándose.
En 1817 usar cañones en batalla en el continente americano, no era usual. Debían destinarse al menos 4 hombres por cada pieza de artillería. Estos tenían que ser entrenados para trabajar coordinadamente. Disponer de tantos cañones en la batalla de Chacabuco, fue toda una hazaña sin precedentes.
Que el General San Martín proyectara su ejército a la victoria, no fue pura casualidad. Su plan, perfectamente estudiado, hizo que con su ejército obtuviera el triunfo aún cuando tenía la mitad de hombres que los españoles. Así liberó Chile, el 12 de febrero de 1817, en la batalla de Chacabuco. Confió en arrieros y baqueanos que conocían la cordillera como la palma de su mano.
La proeza militar radicó en preparar, concentrar y dirigir un ejército compuesto por 5.000 hombres (3.700 soldados y 1.300 milicianos, es decir arrieros y baqueanos), atravesar la cordillera y llegar a la cima de su maniobra: el triunfo en Chacabuco.
Si esta leyenda es cierta, será el único cañón de esa época, que se exponga en San Juan. El resto del armamento que usó San Martín en esta batalla, los tiene el Ejército en otros puntos del país. "Hace algunos años, un minero que recorrió la zona de El Espinacito, a casi 4.000 metros de altura, nos dijo que había visto los restos de un cañón bajando la pendiente, en una quebrada cerca del río. Desde entonces, la idea de buscar este valioso objeto empezó a rondar por nuestras mentes", dijo José Tanoni, tesorero de la Asociación Sanmartiniana. Es por eso que buscaron ayuda del Rim22 y serán ellos los que organicen una patrulla de rescate, cerca de fin de año, cuando el clima permita el tránsito por el corazón de la cordillera. Si el arma existe y logran traerlo a la ciudad, será expuesto al público y estará bajo la custodia de la Asociación Sanmartiniana.
Pero, ¿por qué los sanmartinianos sostienen la hipótesis de que este cañón perteneció al ejército del general?. La respuesta es la siguiente: por ese lugar no pasó otra columna con armas, ni antes ni después de San Martín. "La historia del cañón perdido en la cordillera data de muchos años. De todos modos hay que encarar la búsqueda de un tesoro de esta magnitud, aún cuando sólo se trate de un mito", dijo el historiador Edgardo Mendoza, autor del libro San Martín y el Cruce de Los Andes. En esta obra, que escribió con Claudio Monachesi, transcribe todo el armamento que llevó San Martín, entre otras cosas.
Que este cañón haya caído en la zona de El Espinacito, y no lo hayan podido rescatar en esa época, no es una hipótesis descabellada. Se trata de una de las zonas más riesgosas por las que tuvo que atravesar el ejército de San Martín. El sendero por el que se desciende y se llega hasta el Valle de Los Patos Sur, es muy angosto y empinado y es usual que las mulas o los hombres que lo recorren, terminen desbarrancándose.
En 1817 usar cañones en batalla en el continente americano, no era usual. Debían destinarse al menos 4 hombres por cada pieza de artillería. Estos tenían que ser entrenados para trabajar coordinadamente. Disponer de tantos cañones en la batalla de Chacabuco, fue toda una hazaña sin precedentes.
Que el General San Martín proyectara su ejército a la victoria, no fue pura casualidad. Su plan, perfectamente estudiado, hizo que con su ejército obtuviera el triunfo aún cuando tenía la mitad de hombres que los españoles. Así liberó Chile, el 12 de febrero de 1817, en la batalla de Chacabuco. Confió en arrieros y baqueanos que conocían la cordillera como la palma de su mano.
La proeza militar radicó en preparar, concentrar y dirigir un ejército compuesto por 5.000 hombres (3.700 soldados y 1.300 milicianos, es decir arrieros y baqueanos), atravesar la cordillera y llegar a la cima de su maniobra: el triunfo en Chacabuco.
Aunque como mito tenga valor porque indica la magnitud de esta gesta en el imaginario popular, sería esplendorosamente sanmartiniano convertir en realidad la proeza de localizarlo y devolverlo a la civilización como patrimonio histórico invaluable. Me encantó tu propuesta Carlitos!!! sigue así!!!! tú puedes!!! jajajajaja
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