Ricardo Rojas nace en Tucumán el 16 de setiembre de 1882, hijo de un caracterizado caudillo santiagueño, Absalón Rojas. Desde pequeño debió enfrentar la adversidad al fallecer su padre y quedar a su cuidado sus hermanos menores.
Autodidacta, en 1899 llega a Buenos Aires. En 1903 escribe y publica su primer obra, titulada "La victoria del Hombre".
En 1904 es designado Profesor de Psicología Infantil y de Legislación Escolar en la Escuela Normal de Profesores, por disposición del Ministro de Instrucción Pública Dr. Joaquín V. González. Luego pasa a desempeñarse como Profesor de Historia. En 1906 Cubre la vacante dejada por su hermano Julio asumiendo la cátedra de Castellano en el Colegio Industrial de la Nación.
En 1907 aparece "El país de la Selva", donde relata hechos y fábulas recuerdos de su niñez en la selva santiagueña.
En 1908 se publican tres obras de su autoría: "Cartas de Europa", "El Alma Española" y "Cosmópolis".
Por disposición del Ministro González, en 1909 es designado para organizar la Facultad de Humanidades de la Universidad de LaPlata. En ella se desempeña como Profesor de Literatura, cátedra que ocupa hasta 1920. Publica por entonces "La Restauración Nacionalista".
Hacia 1911 aparecen "Bibliografía de Sarmiento" y "Los lises del blasón". En 1912 gana por concurso el cargo de Profesor suplente de la cátedra de Literatura Argentina de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En las elecciones legislativas de abril es candidato independiente a Diputado Nacional por las agrupaciones "Círculo Universitario Alberdi" y "El Día del Civismo". Se publica su obra "Blasón de Plata".
Para 1913 es elegido Profesor titular de la cátedra de Literatura Argentina; dictándola hasta 1946. Publica "Archivo Capitular de Jujuy". Se funda el Colegio Nacional Manuel Belgrano, y le son ofrecidas las cátedras de Castellano y Literatura, las que dicta hasta su jubilación. Ese año se casa con Julieta Quinteros.
En 1915 se publica su libro "La Universidad de Tucumán" y un año después se publican "Poesías de Cervantes" y "La Argentinidad".
Para 1917 publica lo que sería considerado su más grande y original obra: "Historia de la Literatura Argentina"
Con motivo de la Reforma Universitaria de 1918 redacta la "Profesión de Fe de la Alianza de la Nueva Generación", apoyando a la juventud de Córdoba.
Es elegido Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1922; en ella funda el Instituto de Literatura Argentina, del que sería su Director hasta 1946. Publica "Los Arquetipos".
Hacia 1923 se publica su libro "Poesías"; y en 1924 aparecen "Eurindia"; "La Guerra de las Naciones", "Facultad de Filosofía y Letras" y "Discursos".
En el año 1926 la Asamblea Universitaria lo elige Rector de la Universidad de Buenos Aires para el período 1926-1930. Bajo su rectorado, la Universidad de Buenos Aires y Yacimientos Petrolíferos Fiscales fundan el Instituto Argentino del Petróleo, dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
En 1927 publica "Las Provincias" y "El Cristo Invisible".En 1929 se publica su primer obra de teatro, intitulada "Elelín".
En 1930 publica "Discursos del Rector", "Silabario de la Decoración Americana", "La Historia de las Escuelas" y "Memoria del Rector".
Luego del golpe militar encabezado por el General José‚ F. Uriburu que derroca al gobierno constitucional del Presidente Hipólito Yrigoyen se afilia a la Unión Cívica Radical como gesto de valentía civil.
En las elecciones de 1931 encabeza la lista de candidatos a Diputados Nacionales de la U.C.R. por la Capital Federal. Al ser vetada la fórmula proclamada por el partido, Alvear-Güemes, propicia la abstención radical. Redacta el manifiesto de la U.C.R. "El Comicio Cerrado".
En 1932 escribe y publica "El Radicalismo de Mañana". Un año después en 1933 publica "El Santo de la Espada"(Biografía del Gral. San Martín). El 30 de diciembre, como consecuencia del estallido de revoluciones radicales en diversos puntos del país, es detenido y arrestado junto con toda la plana mayor de la U.C.R. y la mayoría de los delegados a la H. Convención Nacional reunida en la provincia de Santa Fe. Es alojado en la Isla Martín García.
El 5 de enero de 1934 es confinado, junto con otros prestigiosos dirigentes radicales en el penal de Ushuaia. Su cautiverio se prolonga durante casi todo el año. Allí escribe su ensayo "Archipiélago" y el poema "El Albatros".
En 1935 publica "Cervantes". Como consecuencia de la resolución mayoritaria de la H. Convención Nacional de la U.C.R. de levantar la abstención electoral, renuncia a su cargo de delegado al alto cuerpo y se retira de la militancia partidaria activa.
Para 1938 se publican sus obras "Retablo Español" y "La Casa Colonial" (Teatro). En 1939 publica la obra de teatro titulada "Ollantay" y "Un Titán de los Andes".
En 1941 Publica "El Pensamiento Vivo de Sarmiento" y un año más tarde se publica "Archipiélago", hasta entonces inédito. En 1943 escribe y publica otra obra de teatro, titulada "La Salamanca".
En 1945 aparece "El Profeta de la Pampa"(Biografía de Sarmiento).
De retorno a la militancia política la Unión Cívica Radical lo postula como candidato a Senador Nacional por la Capital Federal para las elecciones del 24 de febrero de 1946. En disconformidad con la política del gobierno del General Perón, renuncia a sus cátedras en la Universidad y en los Colegios Nacionales y al Instituto de Literatura Argentina.
En 1947 publica el ensayo histórico "La Entrevista de Guayaquil" acerca de la conferencia de Bolívar y San Martín en la ciudad ecuatoriana.
En 1948 es elegido por unanimidad como Presidente de la Honorable Convención Nacional de la Unión Cívica Radical.
En 1951 Reaparece "La Victoria del Hombre y Otros Cantos" y se publica su "Ensayo de críticas históricas sobre episodios de la vida internacional argentina".
Con motivo de cumplirse en 1953 el Cincuentenario de la publicación de su primer obra (el poema "La Victoria del Hombre") realiza una gira por varias provincias argentinas, dictando conferencias. Una comisión presidida por el Dr. Enrique Loudet lo postula para el Premio Nobel de Literatura.
En 1954 publica su "Oda Latina" y en 1955 escribe otra obra de teatro intitulada "El Mataquito". Ese año el gobierno provisional de la Revolución Libertadora lo designa Embajador ante la República del Perú; de la que nunca se haría cargo por la circunstancia de que esa nación se encuentra gobernada por la dictadura de Manuel Odría.
En 1957 escribe "San Martín. Hombre de Estado", que constituye un original entregado al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación y que permanece inédito. Fallece en Buenos Aires el 29 de julio y dona al Estado su biblioteca y su casa sita en la calle Charcas 2837 de la Ciudad de Buenos Aires.
Sin más título que el de bachiller fue doctor honoris causa de las universidades de Buenos Aires, de Río de Janeiro y de San Marcos de Lima, miembro de las academias y sociedades científicas de Estados Unidos, Francia, España, Méjico, Venezuela, Uruguay.
Polígrafo multifacético, intelectual orgánico, maestro de la juventud, demócrata convencido. La vida y la obra de Ricardo Rojas constituyen un ejemplo para todas las generaciones de argentinos.
Escribio el Santo de la espada
Hay en San Martín una gloria mayor que la de haberse medido con la montaña y con el mar, o que la de haber vencido, con soldados que él sacó de la nada, a las armas españolas que habían vencido a Napoleón, destrozando así el imperio secular de los reyes en el Nuevo Mundo. Esa otra gloria más grande es la virtud, excepcional en un guerrero, de haber sabido vencerse a sí mismo haber renunciado a los ascensos, los honores y los premios del triunfo en todos los lugares en que venció; haber domado de tal modo su carne que no tuvo la fruición del mando, ni del dinero, ni de la lujuria como la tuvieron tantos otros vencedores militares; haber sabido sobreponerse a la adversidad cuando se eclipsó su estrella, coronando su vida en el destierro, en la soledad y la pobreza, con el caritativo silencio de los más puros maestros espirituales. Para llegar a esto último, necesitó perdonar injurias y supo perdonarlas, acaso más que por amor a los hombres, por amor a su América, la tierra entre cuyas pasiones primitivas él fue un luminoso hijo del sol. Siete días después de Maipú, San Martín tuvo otro de esos gestos magnánimos, frecuentes en su vida. Osorio, al fugar, había dejado la valija de su correspondencia secreta, que cayó en poder de O'Brien, y éste la entregó cerrada a su jefe. Esa valija guardaba cartas de espías y traidores que avisaban desde Santiago a los realistas, los movimientos de los patriotas San Martín pudo utilizarlas como cabeza de procesos y motivos de venganza; pero optó por quemar esos documentos. El 12 de abril se dirigió con el fiel O'Brien a un rancho de El Salto, en las afueras de la capital, y allá, sin testigos imprudentes, mandó encender una fogata, en la que fue arrojando, con su propia mano, aquellos papeles de infamia. San Martín, sentado en una tosca silla, a la sombra de un árbol y con el paisaje de los Andes en torno, veía la llama roja retorcerse en el aire, mientras las cartas quedaban convertidas en cenizas y sepultadas en ellas los nombres de los que traicionaron. En aquel sitio, O'Brien construyó, años después, una cabaña de recreo, en la que conservó la silla de San Martín con un letrero en que rememoraba aquel gesto de bondad. Sobrellevó enfermedades, trabajos, pobrezas, ingratítudes y calumnias con impresionante resignación. De entre esos fuegos salió purificado como los metales más nobles, y en ello consistió su santidad. Renunció a sueldos, ascensos, mandos, premios y honores. Le regaló Chile diez mil pesos, y él los donó para una biblioteca pública; le regaló una chacra, y destinó sus frutos a costear un vacunador y un hospital de mujeres. A su capataz de Los Barriales ordenábale desde Europa, siendo él pobre, dar de comer a los pobres del lugar con las cosechas de la finca. En el campo de Maipú, abrazó al vencido general Osorio; en la cárcel de San Luis quitó él mismo las cadenas a un prisionero realista; en la conferencia de Punchauca brindó por la reconciliación con España. Tal es la virtud de este santo laico. RICARDO ROJAS | ||||||
No hay comentarios:
Publicar un comentario