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domingo, 18 de septiembre de 2011

El amigo Judio de San Martin

                                             ALEJANDRO MARIA AGUADO

Político, militar y banquero navarro, nacido en Corella (Sevilla) el 29 de junio de 1784. Descendiente de una distinguida familia judía.
Durante la invasión francesa ocupó el puesto de coronel, y fue ayudante de Soult. Una vez caído el imperio se trasladó a Francia donde fundó una casa de banca que llegó a ser una de las más importantes. Adquirió la ciudadanía francesa en 1828. Se le concedió el título de Márquez de las Marismas del Guadalquivir. Fue protector del general argentino José de San Martín. Murió en Gijón el 14 de abril de 1842 y fue enterrado en París.
La vida de Alejandro María Aguado fue novelesca y fascinante. Natural de Sevilla, era seis o siete años menor que José de San Martín, del que llegó a ser su mejor e íntimo amigo. Comenzó sus estudios en Sevilla recibiendo una base matemática superior a la corriente y después abrazó la carrera militar por vocación, ya que la fortuna de sus padres lo tenían cubierto de necesidades. Ingresó en el ejército real en 1799 siendo joven, rico y alegre, en contraste con San Martín, que era de carácter reservado y serio; sin embargo, coincidían en aspectos como la honradez de intenciones, la rectitud y su limpieza de conducta. Si el Libertador pudo ser maestro de Aguado en el campo de batalla, éste fue el de San Martín en sus correrías juveniles y las fiestas mundanas.
Debido a esa íntima y fraterna amistad, fue uno de los pocos que gozó del tuteo del Padre de la Patria. Aguado empezó su carrera comercial como proveedor del ejército napoleónico en Andalucía. En 1813 salió de España y se quedó en disponibilidad con arreglo a una ley de Napoleón.
Hizo su primera fortuna, introduciendo productos franceses a América y llevando de aquí, productos americanos y andaluces a Francia. Además de esta actividad se inició en el negocio bancario. Fue un gran mecenas del siglo XIX, que apoyó las artes plásticas y la música como pocos.
Vivió en Ivry sur Seine durante varios años en que fue alcalde del municipio; embelleció la localidad, mandando a construir el puente colgante sobre el Sena, que recibió su nombre.
Tratando de definir la relación entre estos hombres, muchos autores consideran que se habrían conocido en el Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor en 1808.
Podríamos comenzar diciendo que ambos estaban autoexiliados y habían sido compañeros de ejército, probablemente entre ellos hablaban castellano, la lengua materna que los unía, tenían edades parecidas.
Aguado necesitaba un hombre de confianza y San Martín otro que le aconsejara en materia económica. Antes de volver a verse, el Libertador había vivido momentos azarosos, cambiando numerosas veces de morada y al retomar la relación con Aguado, se asentó definitivamente en Grand Bourg y París. Ambos tenían gustos refinados respecto al arte y la lectura. - ¿Con que tú eres el banquero Aguado?, - dijo San Martín- y su amigo le respondió: - Hombre, cuando alguien no puede llegar a ser libertador de medio mundo, me parece que se le puede perdonar que sea banquero. La vida los llevó luego por caminos distintos, aunque supieron ser hombres de éxito, San Martín con sus campañas militares emancipadoras de Sudamérica, Aguado en la actividad económica que le permitió amasar una fortuna.
El notable hombre de negocios, nombró en su testamento a San Martín, por quien tenía tan particular devoción, albacea y tutor de sus hijos menores. En 1832, José de San Martín enfermo y sin recursos fue auxiliado por Aguado, ante las deudas que peruanos, chilenos y el Estado argentino tenía con el prócer, que finalmente fueron mal pagadas y a destiempo, tras muchas gestiones. Bartolomé Mitre (siglo XIX), historiador, militar y presidente argentino, lo testimonia escribiendo:
'... su destino, según sus propias palabras, era ir a morir a un hospital. Un amigo compañero de armas suyo en la guerra de la Península, un español, el opulento banquero Aguado, vino en su auxilio y le salvó la vida, sacándolo de la miseria. Le hizo adquirir la pequeña residencia de campo de Grand Bourg, a orillas del río Sena ...". Muchas enciclopedias señalan que Alejandro María Aguado provenía de una familia judía, algunas la precisan como judía-portuguesa.
El prestigioso historiador español Gregorio Marañón señala: "... en los documentos de París hay una concomitancia entre don Alejandro (Aguado) y los comerciantes y banqueros judíos, lo que me hace presentir, en mi fuero interno, con casi seguridad, que aquel benemérito varón perteneció a dicha raza (judía)'. Agrega: Yo he conocido varios Aguados de procedencia Navarra entre los sefarditas que aún existen en el mundo.
Una calle lateral del Instituto Sanmartiniano de la ciudad de Buenos Aires, lleva el nombre del que fue amigo del Libertador, como símbolo de esta histórica amistad.
Participó de la Logia Integridad de Cádiz, a la que posteriormente se incorporara José de San Martín. La muerte de Aguado contada por San Martín en una carta remitida desde Grand Bourg, le expresa a Tomás Guido: "Mi salud se repara de día en día a beneficio de los aires del campo y de la sociedad de la familia del señor Aguado, antiguo compañero de armas del mismo Regimiento de España y seguro amigo, cuya familia vive al lado de la casita de campo que habito".
Lamentablemente, esta fructífera relación personal se vio truncada en 1842 por la súbita muerte de Aguado. En un viaje de inspección a sus minas de carbón en Asturias, fue sorprendido por una terrible tormenta de nieve.
Sus carruajes no pudieron seguir. Imprudentemente, Aguado decidió dejarlos y seguir caminando en medio de la feroz tormenta. Apenas pudo llegar a Gijón, donde falleció inmediatamente. ¡Toda su fortuna no le sirvió para vivir un solo día más!. Sus restos fueron trasladados a París.".

(Fuentes: Dr. Mario Eduardo Cohen; Carmen Castells, y Ricardo E. Brizuela).

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